Edición Julio-Agosto 2023
Se sabe que las emociones pueden influir en nuestras elecciones alimentarias. Por ejemplo, cuando estamos estresados, podemos buscar alimentos reconfortantes y ricos en grasas y azúcares. Del mismo modo, cuando estamos tristes o deprimidos podemos tener menos apetito o buscar alimentos que nos hagan sentir mejor emocionalmente.
Es importante reconocer estas conexiones y ser concientes de cómo nuestras emociones pueden afectar nuestra alimentación para tomar decisiones más saludables. Nuestros hábitos alimentarios pueden tener un gran impacto en nuestras emociones y estado de ánimo.
1. Nutrimentos: los obtenemos de los alimentos y son esenciales para el funcionamiento adecuado de nuestro cerebro y sistema nervioso. Por ejemplo, una deficiencia de vitamina B12 puede causar fatiga, irritabilidad y depresión
2. Azúcar: el consumo excesivo de azúcar puede afectar nuestro estado de ánimo y energía. Los picos y caídas en los niveles de azúcar en la sangre pueden causar irritabilidad, ansiedad y fatiga
3. Grasas saludables: las grasas saludables que se encuentran en algunos pescados, frutos secos y semillas, pueden ayudar a mejorar el estado de ánimo y reducir la ansiedad
4. Hidratación: la ausencia de ésta puede causar fatiga, irritabilidad y confusión
5. Alcohol: su consumo excesivo puede afectar nuestro estado de ánimo y aumentar el riesgo de depresión y ansiedad
Sentir culpa después de haber comido en exceso algún alimento fuera del plan nutrimental es muy común. Esto es provocado por una dieta restrictiva, un trastorno alimentario o simplemente por la presión social para mantener una imagen ideal.
Ocasionando problemas físicos y emocionales, incluyendo trastornos alimentarios,
ansiedad, depresión y problemas digestivos.
Para superar la culpa asociada con la alimentación es importante cultivar una relación saludable con
la comida, por ejemplo:
-Practicar la moderación: disfrutar de los alimentos que deben consumirse con moderación y sin restricciones excesivas
-Tomar decisiones conscientes: elegir alimentos saludables y nutritivos la mayoría del tiempo, pero también permitirse disfrutar alimentos menos saludables evitando excesos
-Aprender a ser compasivo con uno mismo: recordar que todos somos humanos y que los errores son parte de la vida
-Buscar ayuda: si la culpa asociada con la comida se convierte en un problema grave, buscar ayuda de un profesional de la salud mental
Recuerda que fomentar una relación saludable con la comida y buscar apoyo cuando sea necesario puede ayudar a superar la culpa asociada con la alimentación. Ahora que sabemos que la alimentación influye en las emociones y en el estado de ánimo, prestemos más atención a nuestros hábitos alimentarios y aseguremos una dieta equilibrada y saludable.
Escrito por: LN ED Jorge Medina Véliz Coordinador de Educación/ Comunicación y Difusión de la Asociación Mexicana de Diabetes enJalisco, A.C. / Céd Prof: 13265686/ educacion@diabetesjalisco.org
Referencias:
•Barcia Briones, M. F., Pico Macías, L. A., Reyna Murillo, J. L., & Vélez Muñoz, D. Z. (2019). Las emociones y su impacto en la alimentación. Caribeña de Ciencias Sociales, julio. https://www.eumed.net/rev/caribe/2019/07/emociones-alimentacion.html/amp/
•Valbuena, V. Á., Ferrete, R. D. M., Camacho, M. C., & Jáuregui-Lobera, I. (2021). Quién influye en quién: el trío Flexibilidad Cognitiva – Emociones – Trastornos de la Conducta Alimentaria. Journal of negative & no positive results, 6(1), 47–67. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=7802812